Muchos autores afirman que en el imperio incaico existían dos prototipos femeninos, uno se basaba en Mama Ocllo, la cual representaba a la mujer sumisa, que estaba dedicada al hogar, al cuidado de los hijos y hasta a los trabajos agrícolas y de textilería; el otro se basaba en Mama Huaco, la cual figuraba a la mujer libre, osada, luchadora, que no se dejaba subordinar y que en ocasiones ejercía el mando.
Las mujeres del incanato también se apoderaron del poder político, “El poder no era un privilegio del varón en el mundo andino: en numerosas regiones existían señoríos gobernados por mujeres curacas”(1) tal es el caso de Contar Huacho, señora de las cuatro guaranga de Huaylas. Además de estas mujeres curacas, se tenía también a las Capullanas, que eran un tipo de “gobernantas” situadas específicamente en la costa norte del Perú. Estas mujeres eran las esposas de los curacas y eran muy respetadas. Esta situación, como ya se dijo demostraba que el poder no estaba sólo a cargo de los hombres.
Las mujeres en esta época tenían una alta participación en el trabajo, ya que se dedicaban a las tareas agrícolas depositando las semillas y sembrándolas. También ayudaban en las construcciones de las casas de las nuevas parejas, esto lo hacían a través de la minka. Asimismo, se dedicaban a la textilería, como es el caso de las Acllas, las cuales se encontraban en el Aclla Huasi produciendo estos textiles para el Estado, además de bebidas que eran imprescindibles en los rituales y ceremonias. El Aclla Huasi tenía la función también de una especie de almacén de mujeres, las cuales eran entregadas por el inca como esposas a los nobles o grandes guerreros que éste quería alagar.
Estas Acllas también fueron apreciadas por los españoles:
“Hernando Pizarro, a quien poca atención le merecieron las características de los hombres andinos, precisó detenidamente a las Acllas, calificadas por él como mujeres reservadas al uso del poder (…) y que eran ofrecidas a los conquistadores españoles como presunta muestra de aprecio o sumisión.”(2)
Estos creían que les eran concedidas como muestra de estima y porque se las merecían.
Con la llegada de los españoles, en la primera década de la invasión, estas mujeres tuvieron un encuentro inmediato con ellos, por lo cual se convirtieron en sus amantes. “Las mujeres en cambio tuvieron un contacto más directo y más estrecho con los conquistadores y se convirtieron en sus amantes, esposas, mancebas, prostitutas o sirvientas.” (3) Con este nuevo cambio, las mujeres empezaron a depender de ellos y compartían su vida diaria e íntima.
Para culminar, la mujer también fue fuente de vida y al lado del hombre, se convierte en la base de la organización andina. Ellas eran el ente principal para iniciar una familia, por lo tanto, gracias a ellas se iniciaban las relaciones de parentesco, las cuales fueron esenciales para la reciprocidad que contribuyó bastante y fue el pilar de la economía de los incas.
(1)Cfr. Rostworowsky 1995: 7-13
(2)Cfr. Varón 1997: 120
(3)Cfr. Rostworowsky 1998: 65
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Bibliografía
ROSTWOROWSKI, María (1998) Ensayos de historia andina II : Pampas de Nasca, género, hechicería. Lima: IEP.
ROSTWOROWSKI, María (1995) La mujer en el Perú prehispánico / Lima: IEP.
VARÓN, Rafael, FLORES, Javier (1997) Arqueología, antropología e historia en los andes: Homenaje a María Rostworowsky. Lima: IEP : Banco Central de Reserva del Perú.
INSTITUTO PARA EL ESTUDIO DE LA CULTURA Y TECNOLOGÍA ANDINA –IECTA (2004) Revista electrónica Volveré N° 12. Ediorial: Mujer Andina (Consulta: 15 de octubre de 2010) (http://www.unap.cl/iecta/revistas/volvere_12/editorial.htm)
PÁGINA DIGITAL (2005) (Consulta: 15 de octubre de 2010) (http://www.paginadigital.com.ar/articulos/2005/2005prim/educacion5/museo-nacional-antropologia-180505.asp)
SUCEDIÓ EN EL PERÚ (2009) Mujeres Peruanas – Prehispánica (Consulta: 18 de octubre de 2010) (http://www.youtube.com/watch?v=d2cGFRbAftk&feature=related)
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